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Cómo usar datos en la escuela: 4 pasos prácticos para mejorar el aprendizaje desde el aula

CG
Cristina Gutiérrez Neira 22 de septiembre de 2025

En el escenario educativo actual, marcado por la necesidad de respuestas cada vez más precisas y contextualizadas, el uso de datos se posiciona como un eje central para la mejora continua. Ya no basta con la intuición o la experiencia: avanzar en la calidad del aprendizaje exige decisiones pedagógicas fundamentadas en evidencia (Agencia de Calidad de la Educación, 2021).

Esta transformación implica instalar una cultura de uso de datos al interior de las comunidades escolares, donde docentes, equipos directivos y equipos técnicos pedagógicos puedan interpretar información con sentido formativo y tomar decisiones que marquen diferencia en el aula.

 


¿Qué entendemos por datos en educación?

Uno de los errores más comunes es pensar que los datos se limitan a resultados numéricos. En realidad, los datos educativos son toda información recolectada de manera sistemática con el propósito de orientar decisiones (Guss, Stein, Sweet-Darter & Mangus, 2015).

  • Datos cuantitativos: puntajes promedio en lectura, porcentajes de asistencia, resultados del SIMCE.
  • Datos cualitativos: entrevistas a estudiantes, observaciones de aula, focus groups o encuestas de percepción.

Como señala la Agencia de Calidad de la Educación (2021): “el valor del dato está en su sistematicidad y su contexto”. Una conversación estructurada con estudiantes sobre sus experiencias de aprendizaje, si es planificada y analizada con rigurosidad, también constituye un dato relevante.


¿Cómo se construye una cultura de uso de datos?

Instalar una cultura de uso de datos no se trata solo de utilizar plataformas digitales con reportes; requiere condiciones estructurales, culturales y profesionales:

  • Capacidades individuales: formación de docentes y equipos directivos en análisis e interpretación de datos.
  • Condiciones estructurales: tiempo protegido, tecnologías adecuadas y equipos responsables del análisis.
  • Condiciones culturales: confianza profesional, disposición al diálogo y visión compartida sobre el valor de los datos (Agencia de Calidad de la Educación, 2021; Infografía 17).

En este sentido, Datnow y Park (2019) advierten: “Los datos deben usarse para generar confianza, no para fiscalizar ni castigar”. Solo cuando se discuten de manera colectiva y crítica, con espacio para el desacuerdo respetuoso, los datos se convierten en verdaderos insumos para el mejoramiento.


El modelo en acción: los 4 pasos para usar datos en la escuela

La Agencia de Calidad de la Educación (2021) propone un modelo de cuatro pasos que orienta la gestión de datos en las escuelas:
 

1. Definir un problema o necesidad educativa

El primer paso es detectar una situación de aprendizaje que necesite ser mejorada. Esto puede surgir al revisar los resultados de pruebas estandarizadas como el SIMCE, evaluaciones internas o diagnósticos de curso.

Este primer paso implica:

  • Identificar brechas entre la situación actual y lo deseado.
  • Formular hipótesis explicativas que aborden posibles causas del problema (pedagógicas, organizacionales o socioemocionales).
     

Ejemplo: El equipo de primer ciclo identifica que los estudiantes de 2° básico no logran leer con fluidez. Se formula el problema: “Bajo nivel de fluidez lectora en segundo básico”. Entre las hipótesis de las causas destacan la escasa práctica diaria y la falta de estrategias de enseñanza sistemáticas.


2. Seleccionar datos válidos y relevantes

Una vez definidas las hipótesis, se deben identificar los datos que permitan confirmarlas o refutarlas:

  • Datos internos (evaluaciones, diagnósticos, observaciones).
  • Datos externos (SIMCE, DIA, encuestas).
  • Instrumentos válidos y confiables, que midan lo que pretenden y entreguen resultados consistentes (Agencia de Calidad de la Educación, 2021).

Importante: si no se dispone de datos suficientes, es necesario levantarlos. Por ejemplo, aplicar una rúbrica de lectura oral o entrevistar a estudiantes sobre sus hábitos de lectura puede entregar información valiosa.


3. Analizar e interpretar los datos en equipo

Los datos no hablan por sí mismos, cobran sentido al analizarlos colectivamente, buscando explicaciones y relaciones. Este paso requiere las siguientes acciones:

  • Analizar tendencias, diferencias entre cursos, grupos o años.
  • Triangular información de diferentes fuentes.
  • Promover la interpretación colaborativa entre docentes y directivos.

Ejemplo: El equipo triangula resultados de pruebas, observaciones de aula y encuestas. Detectan que el 60% de los estudiantes no lee en voz alta al menos tres veces por semana. La causa raíz priorizada es: “Falta de una práctica docente sistematizada para la lectura oral guiada”.

 

4. Tomar decisiones y planificar acciones de mejora

Con una comprensión clara del problema, se deben planificar acciones específicas para abordarlo. Estas decisiones deben estar alineadas con el Proyecto Educativo Institucional (PEI) y ser consensuadas por la comunidad educativa.

Con las causas identificadas, el foco es realizar acciones que sean:

  • Específicas, factibles y medibles.
  • Alineadas con el problema diagnosticado.
  • Acompañadas por monitoreo y seguimiento.

Ejemplo: Se implementa una rutina diaria de lectura oral guiada en los cursos del ciclo inicial. Se capacita a docentes, se definen criterios de evaluación y se monitorean avances mensualmente. Cada acción debe formalizarse en los instrumentos de gestión correspondientes: PME, PEI o planificación de aula.


¿Qué hacer después de aplicar estos cuatro pasos?

El uso de datos no es una acción puntual, es un proceso cíclico y continuo. Al implementar estrategias, se deben monitorear resultados, evaluar su impacto y ajustar lo necesario.

Indicadores a considerar:

  • Comparación entre los datos iniciales y actuales.
  • Evaluación de viabilidad, eficacia y consecuencias.
  • Identificación de nuevas áreas a mejorar.

Sostener esta cultura requiere apoyo tecnológico y liderazgo distribuido que promueva la participación de toda la comunidad escolar (Hallinger & Heck, 2014).

Conclusión


Desarrollar una cultura de uso de datos en la escuela es un proceso técnico, ético y colaborativo. Se trata de comprender qué está ocurriendo, por qué sucede y cómo podemos transformarlo.

Con el Modelo de la Agencia de Calidad y herramientas como Umáximo, cada comunidad educativa puede avanzar hacia una gestión más reflexiva, basada en evidencia y orientada al aprendizaje de todos los estudiantes. Porque detrás de cada dato, hay una oportunidad concreta de mejorar la experiencia educativa.


¿Cómo puede ayudar Umáximo a fortalecer una cultura de uso de datos?

Umáximo es una herramienta de desarrollo de habilidades y evaluación que permite a las comunidades educativas gestionar el aprendizaje de manera integral, facilitando la instalación de una cultura de uso de datos pedagógicamente significativa.  Si aún no tienes una cuenta en Umáximo, crea la tuya gratis aquí y comienza a analizar información del aprendizaje de tus estudiantes.


Referencias

  • Agencia de Calidad de la Educación. (2021). Modelo de uso de datos para el mejoramiento escolar. Santiago, Chile.
  • Datnow, A., & Park, V. (2015). Cinco (buenas) maneras de hablar sobre datos. Educational Leadership, 73(3), 10-15
  • Datnow, A., & Park, V. (2019). El uso de datos para la equidad. En L. F. de la Vega (Ed.), Mejorar la educación: Aprendizajes desde la investigación educativa (pp. 15-28). Santiago, Chile: RIL Editores
  • Guss, S. S., Stein, A., Sweet-Darter, M., & Mangus, B. (2015). Measuring data utilization: A literature review. Early Childhood Education Institute, University of Oklahoma
  • Hallinger, P., & Heck, R. H. (2014). Liderazgo colaborativo y mejora escolar: Comprendiendo el impacto sobre la capacidad de la escuela y el aprendizaje de los estudiantes. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 12(4e), 71-88

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