Durante mucho tiempo, la evaluación se ha entendido como el cierre de la enseñanza: el momento de corregir, asignar calificaciones y finalizar una unidad. Sin embargo, cuando se integra al desarrollo de la clase, su propósito e impacto cambian significativamente. La evaluación formativa permite recoger información mientras se aprende, para ajustar lo que se enseña y cómo se enseña.
Este enfoque transforma cada clase en una oportunidad para observar, retroalimentar y mejorar. Evaluar formativamente implica mirar con atención pedagógica lo que sucede en el aula: qué comprenden los estudiantes, qué dificultades enfrentan y qué apoyos necesitan para avanzar.
A continuación, te presentamos cuatro estrategias prácticas, simples y adaptables, que puedes aplicar en cualquier asignatura y nivel educativo. Incorporarlas te permitirá tomar decisiones pedagógicas más oportunas, fomentar la participación activa y mejorar los aprendizajes de tus estudiantes.
1. Generación guiada de preguntas por estudiantes
Consiste en invitar a los estudiantes a formular sus propias preguntas sobre el contenido trabajado, en lugar de solo responder las que plantea el docente. Esta estrategia convierte a los estudiantes en pensadores activos, capaces de identificar y organizar los conceptos centrales de un tema.
¿Cómo aplicarla?
Al final de una clase o unidad, pide a tus estudiantes que elaboren entre 2 y 3 preguntas relevantes, de forma individual o en grupos. Luego, intercambian sus cuestionarios con otros compañeros, los responden y revisan colectivamente algunas preguntas seleccionadas para discutir su claridad, pertinencia y nivel de desafío.
Para guiar este proceso, puedes usar moldes de preguntas que faciliten la elaboración.
Aquí te mostramos algunos ejemplos útiles:
Molde de pregunta | Ejemplo |
Explica por qué… | Explica por qué los pingüinos están en peligro de extinción. |
¿Por qué … es un ejemplo de…? | ¿Por qué Chile es un ejemplo de países directamente afectados por el calentamiento global? |
Compara… y … en términos de… | Compara las causas naturales y humanas del cambio climático en términos de su impacto global. |
¿En qué aspecto … y … son similares? | ¿En qué aspecto una fábula y un cuento infantil son similares? |
¿Cómo explicarías … a un estudiante de … básico? | ¿Cómo explicarías el concepto de democracia a un estudiante de 3.º básico? |
¿Cuáles son las implicancias de… para…? | ¿Cuáles son las implicancias del uso excesivo de pantallas para la concentración escolar? |
Adaptado de : Wiliam, D., & Leahy, S. (2020). Integrar la evaluación formativa en la enseñanza. Editorial Aptus.
¿Por qué usarla?
- Fortalece la comprensión y la autonomía.
- El proceso de crear preguntas obliga a los estudiantes a organizar su conocimiento y anticipar dificultades.
- Permite detectar conceptos poco comprendidos sin necesidad de corregir extensamente.
- Fomenta la metacognición y el trabajo colaborativo.
2. Chequeo de comprensión con preguntas bisagra
Una pregunta bisagra es un ítem de selección múltiple que se utiliza en una clase para verificar si los estudiantes comprendieron lo esencial del contenido revisado. Lo que la hace especial es que cada opción incorrecta representa un error de razonamiento común, lo que permite identificar qué tipo de dificultad están presentando los estudiantes.
¿Cómo aplicarla?
Diseña la pregunta antes de la clase, incluyendo un distractor por cada error frecuente. Aplícala justo antes de avanzar a un nuevo concepto y recoge respuestas de forma rápida y visual (tarjetas, pizarras, manos levantadas, etc.). Analiza los resultados al instante y decide: ¿seguir, retroceder o aclarar?
Ejemplo:
Camilo tiene 5 bolsas con 4 galletas cada una. ¿Cuántas galletas tiene en total?
A) 4
B) 9
C) 20
D) 25
¿Qué errores refleja cada opción de respuesta?
A) El estudiante interpreta erróneamente que solo hay 4 galletas.
B) Suma 5 + 4 en lugar de multiplicar.
C) Respuesta correcta (5 × 4 = 20).
D) Multiplica incorrectamente 5 × 5, confundiendo elementos del problema.
¿Por qué usarla?
- Diagnostica con precisión qué errores se están cometiendo.
- Permite actuar de inmediato para corregir.
- Refuerza una cultura de aula donde el error es parte del proceso de aprender.
3. Activación de conocimiento previos con tarea detonante
Al iniciar una unidad, se propone una actividad breve que permita a los estudiantes conectar el nuevo contenido con lo que ya saben, creen saber o intuyen. Los activadores más profundos no se limitan a recordar datos, también invitan a explicar, argumentar, anticipar o relacionar.
¿Cómo aplicarla?
En vez de preguntar “¿Qué recuerdas sobre…?”, plantea situaciones que exijan reformular, comparar o imaginar. Algunas buenas fórmulas son:
- ¿Cómo explicarías este concepto a un niño?
- ¿Qué sabes sobre este tema y cómo lo aprendiste?
- ¿Qué crees que hace que este contenido sea importante hoy?
Ejemplo:
Antes de comenzar una unidad sobre energía, pregunta: “Imagina que tienes que explicar qué es la energía a un niño de cinco años. ¿Qué le dirías y por qué?”. Esta pregunta obliga a reconstruir el concepto con palabras propias y pensar en su significado esencial.
¿Por qué usarla?
- Permite hacer visibles ideas previas útiles y errores comunes.
- Facilita la conexión entre lo nuevo y lo conocido.
- Te ayuda a planificar una secuencia más ajustada a las necesidades del grupo.
4. Autoevaluación con criterios de éxito y semáforo
Esta estrategia combina una lista breve de criterios de éxito con una autoevaluación rápida a través del semáforo: verde (logrado), amarillo (parcial), rojo (necesito ayuda). Favorece la autorregulación y entrega al docente una visión rápida del nivel de comprensión de cada estudiante.
¿Cómo aplicarla?
Antes de una tarea o actividad, presenta de forma clara 2 o 3 criterios fundamentales. Al finalizar, los estudiantes revisan su trabajo usando esa lista y marcan su nivel de logro con uno de los tres colores. Puedes complementar con una acción concreta: quienes están en rojo piden ayuda, los amarillos revisan con un par, los verdes pasan a la siguiente tarea o profundizan.
Ejemplo:
- Actividad: aplicar los pasos de la indagación científica en una investigación.
Criterios de éxito:
- Formulé correctamente una pregunta de investigación.
- Elaboré una hipótesis coherente con la pregunta.
- Identifiqué claramente las variables relevantes.
- Planteé un objetivo de investigación preciso.
Al terminar, cada estudiante marca con el semáforo su nivel de logro en cada uno de los puntos. Esto permite al docente identificar rápidamente cuáles son los pasos que presentan mayores dificultades en el grupo y tomar decisiones pedagógicas más focalizadas: reforzar ciertos aspectos, trabajar con grupos diferenciados o ajustar futuras explicaciones.
Conclusión
La evaluación formativa no se trata de agregar más trabajo, sino de mirar de forma más atenta y pedagógica lo que ya está ocurriendo en tu clase. Observar, escuchar, preguntar y adaptar: estas son las acciones que realmente hacen que la evaluación se convierta en aprendizaje.
Las cuatro estrategias que revisamos, cuestionarios creados por estudiantes, preguntas bisagra, diagnóstico activador y lista de cotejo con semáforo, son herramientas simples, pero profundamente potentes. Solo requieren intención y coherencia con una enseñanza centrada en el aprendizaje de tus estudiantes.
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Referencias
Agarwal, P.?K., & Bain, P.?M. (2021). Enseñanza efectiva: herramientas de la ciencia cognitiva para el aula. Editorial Aptus.
Fletcher?Wood, H. (2022). Enseñanza receptiva. Editorial Aptus.
Morales Lobo, M., & Fernández Fernández, J.?G. (2022). La evaluación formativa. Ediciones SM.
Wiliam, D., & Leahy, S. (2020). Integrar la evaluación formativa en la enseñanza. Editorial Aptus.