La pirámide de aprendizaje muestra el porcentaje de retención de la información de acuerdo a la manera en que se entrega. Lo que puede ayudar a los docentes a crear y planificar sus clases. Así que para muchos ha sido una buena herramienta, lo que ha ayudado a que esta pirámide se popularice. Pero, ¿qué hay detrás de los niveles y porcentajes que se muestran?
La pirámide de aprendizaje de Edgar Dale: 10% de lo que leemos · 20% de lo que oímos · 30% de lo que vemos · 50% de lo vemos y oímos · 70% de lo que discutimos · 80% de lo que hacemos · 95% de lo que enseñamos. Muchos docentes hemos visto y hasta estudiado la pirámide de aprendizaje atribuida a Edgar Dale. La cual es un gráfico que muestra con porcentajes crecientes cuánto se aprende en relación a lo que se hace: leer, escuchar, ver, etc. ¿Pero qué fundamentos hay detrás de esta pirámide?Las distintas versiones de la pirámide o cono de aprendizaje que circulan por internet y hasta en libros y revistas de educación, son en realidad un mito seudocientífico. Las versiones son muy similares entre sí y atribuidas a distintos autores, pero los que más se repiten son el pedagogo Edgar Dale y el psiquiatra William Glasser. Pero ninguno de ellos publicó esta jerarquización.
Edgar Dale, en uno de sus libros publicó el “cono de la experiencia”, en el que propuso una clasificación de “experiencias audiovisuales” desde la más abstracta, en la cima, a las más concretas. Pero en ningún caso las clasificó según su eficacia. Luego, uno de los empleados de Mobil Oil Company realizó una adaptación del cono de la experiencia de Dale, añadiendo además, porcentajes. Así, difundió la idea de los porcentajes en 1967, cuando los publicó en una revista sobre comunicación audio visual, sin citar fuentes.Puede ser que a muchos docentes nos pueda parecer sensata esta pirámide, ya que parece razonable pensar que se aprende más haciendo que solo leyendo, porque lo hemos experimentado u observado. Pero también hay que tener presente que esta pirámide es un mito y que sus niveles y porcentajes se deben tomar con mucha cautela ya que, a pesar de su popularidad, no existe ninguna base científica que los avale.
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