En el proceso de enseñanza-aprendizaje, la retroalimentación es sumamente importante. Puede ser uno de los elementos más eficaces para favorecer el aprendizaje. En esta publicación explicamos brevemente en qué consiste.
La retroalimentación es información que el docente entrega al estudiante sobre su desempeño, con el objetivo de brindar información sobre sus logros y aspectos a mejorar. Características a tener presente | Las retroalimentaciones deben ser: 1. Constructivas. Comunicando qué hizo bien el estudiante, qué puede mejorar y cómo hacerlo. 2. Comprensibles. Siendo breves, específicas y enfocadas en el contenido. 3. Oportunas. Es decir, brindarlas en el momento en que el estudiante pueda tomar acciones. Algunos beneficios | La retroalimentación: 1. Promueve la metacognición. Al otorgar espacios para el análisis de lo que ha o no aprendido el estudiante, cómo puede mejorar y cómo puede seguir aprendiendo. 2. Favorece la autoevaluación. Permite que los alumnos puedan identificar aciertos, errores, fortalezas y debilidades en el proceso de la actividad o clase. 3. Favorece el aprendizaje autónomo. Propicia que el estudiante adquiera un papel más activo y central dentro de su proceso de aprendizaje.
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El cierre del año escolar suele venir cargado de tensión: pruebas acumulativas, reportes, evaluaciones finales y la presión por cumplir metas pedagógicas en poco tiempo. En medio del cansancio generalizado, tanto docentes como estudiantes enfrentan el desafío de sostener el ritmo y cerrar el ciclo escolar de forma significativa. Pero, ¿qué podemos hacer como docentes para acompañar a nuestros estudiantes en este proceso, desde lo académico y lo emocional?
Durante mucho tiempo, la evaluación se ha entendido como el cierre de la enseñanza: el momento de corregir, asignar calificaciones y finalizar una unidad. Sin embargo, cuando se integra al desarrollo de la clase, su propósito e impacto cambian significativamente. La evaluación formativa permite recoger información mientras se aprende, para ajustar lo que se enseña y cómo se enseña. Este enfoque transforma cada clase en una oportunidad para observar, retroalimentar y mejorar. Evaluar formativa...
En muchas aulas, el silencio no es señal de atención, es señal de miedo a equivocarse, miedo al juicio de los compañeros o miedo al rechazo del profesor. Miedo a equivocarse, al juicio de los compañeros o al rechazo del profesor. Este temor frena la participación en discusiones académicas y limita el aprendizaje. Pero, ¿cómo podemos transformar ese miedo en confianza?, ¿cómo crear espacios donde los estudiantes se sientan seguros para opinar, preguntar y debatir?